La organización agraria comparte los criterios del Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA) de la Unión Europea y critica la votación del Parlamento Europeo proponiendo la reducción del uso de biocarburantes en el transporte
La organización agraria ASAJA de Castilla y León comparte los criterios del Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA) de la Unión Europea y critica la votación del Parlamento Europeo proponiendo la reducción del uso de biocarburantes en el transporte, pasando del hasta ahora objetivo del 10 por ciento a tan sólo el 6 por ciento. Una decisión que supone desestabilizar aún más el mercado de productos agrícolas, ya que esta demanda dirigida a energías limpias contribuye a nivelar la demanda cuando los precios están muy bajos, y a la vez, supone una amenaza para el empleo en zonas rurales generado a partir de la creación de plantas de biocombustibles, como la salmantina de Babilafuente.
Recordemos que, por acuerdo de las instituciones europeas del año 2006, se impuso que el consumo de biocarburantes de primera generación (etanol y biodiésel) en el transporte debería de ser de al menos el 10 por ciento en el año 2020, lo que suponía un estímulo para impulsar estas energías limpias y a la vez un revulsivo a la producción agrícola con fines no alimentarios. Esta decisión de las autoridades europeas, en línea con el fomento de los biocombustibles en otras partes del mundo como Estados Unidos, supuso una fuerte inversión en plantas de biocombustibles, algunas en manos de cooperativas, y supuso una adaptación del agricultor a nuevos cultivos y nuevas vías de comercialización.
Ahora el Parlamento Europeo pretende que se reduzca el porcentaje del 10 al 6 por ciento, lo que en opinión del COPA y de ASAJA supone un duro revés para el sector agrario, ya que hará caer los precios de los productos y limitará la capacidad de producir de los agricultores. ASAJA defiende que la producción convencional de biocombustibles es una forma eficiente de reequilibrar el déficit de proteína vegetal, de incrementar la estabilidad de los mercados y de los precios para los agricultores y los consumidores y de utilizar la capacidad productiva de España y resto de la Unión Europea para estimular el crecimiento ecológico en las zonas rurales.
Por otra parte, las plantas de biocombustibles, como es el caso de la de Babilafuente en Salamanca, generan decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos en las zonas rurales. Los productos más utilizados para biocarburantes en la Unión Europea son las semillas oleaginosas como la colza y el girasol, los cereales, el maíz y la remolacha.