ASAJA de Castilla y León prepara movilizaciones para protestar por el vergonzoso precio que Ebro Puleva quiere fijar para la remolacha excedentaria, que ni siquiera cubrirá los costes del transporte hasta las fábricas. La mayoría de los cerca de 15.0
La cifra que pagaría Ebro rondaría los 9,6 euros (unas 1.600 pesetas) por tonelada de excedentaria, un precio irrisorio que no tiene visos de elevarse, puesto que los valores internacionales también están bajos a causa de la buena cosecha registrada en todos los países productores, tanto de remolacha como de caña. Viendo que esta situación podía producirse, ASAJA presentó distintas alternativas a la industria, para dar una salida digna a la remolacha excedentaria. Una de las propuestas, que ni siquiera exigía un esfuerzo económico por parte de Ebro, era que la compañía solicitara a la Unión Europea que el reporte (la remolacha producida con cargo al cupo de la campaña siguiente) fuera del 30 por ciento, en lugar del 20 por ciento habitual. Esta solución hubiera permitido a los remolacheros vender con un precio digno su excedentaria, comprometiéndose a limitar en la misma cantidad su producción del año que viene.
“Pero una y otra vez, Ebro Puleva ha desechado nuestras propuestas. Al final, los productores tenemos la sensación de que sólo nos convocan para notificarnos cosas que han decidido unilateralmente”, denuncia ASAJA. Este callejón sin salida ha llevado a la organización agraria a estudiar movilizaciones de protesta para los próximos días, “en las que al menos se oiga la voz de los agricultores, que están hartos de tanta prepotencia”.
Al problema de la excedentaria, se suma estos días el del trasvase de entregas, según las fábricas van cerrando la campaña porque el goteo de remolacha es insuficiente para mantener el ritmo productivo. A fecha de hoy, está cerrada Monzón de Campos, el día 26 cerrará Peñafiel y el 2 de enero lo hará La Bañeza y posiblemente Miranda. Benavente y Toro también están cerradas, pero sólo temporalmente, ya que son las que quedarán como “furgón de cola” para concluir la campaña en la región. Pero mientras que los cultivadores de Monzón de Campos que se vean obligados a entregar las cerca de 90.000 toneladas pendientes en otras plantas no asumirán ningún coste de transporte adicional ni para su remolacha –incluida la excedentaria–, ni para las impurezas (básicamente la tierra adherida a la raíz), los del resto de las fábricas tendrán que pagar de su bolsillo el incremento que supone el transporte de las impurezas, no sólo para la remolacha excedentaria sino también para la de contrato. Hay otras 220.000 toneladas que, tras los cierres de Peñafiel y La Bañeza, tendrán que ser recibidas en fábricas distintas de las que fueron contratadas, sin que los cultivadores reciban compensación por el diferencial del coste de transporte de impurezas. ASAJA no entiende esta discriminación entre unas plantas y otras, y ha reclamado el mismo trato para todos los agricultores afectados por estos cierres de campaña, o bien que se vuelva a abrir la recepción de las fábricas que tienen remolacha pendiente de recibir, cuando el clima lo permita.