Todas nuestras oficinas, en todas las provincias, están preparando una complicada campaña de gestión de ayudas a los socios, unas ayudas que representan una parte importante de la renta agraria, y que quedarán marcadas, para años sucesivos, por el cómo se tramiten en este primer año.
No hay tregua para nuestras reivindicaciones, para las que tienen que ver con la defensa de los precios de los productos, las que hacemos cuando pagamos de manera desmedida por los medios de producción, o cuando criticamos decisiones injustas en la aplicación de la reforma de la PAC. No pocos de estos asuntos están ahora encima de la mesa y seguirán ocupando el esfuerzo de la organización y de todos los que la representamos. Pero al margen de esto, se abre una etapa en la que se pondrá a prueba, una vez más, nuestros recursos humanos a la hora de dar servicios ágiles, eficaces y de proximidad a nuestros socios. Todas nuestras oficinas, en todas las provincias, están preparando una complicada campaña de gestión de ayudas a los socios, unas ayudas que representan una parte importante de la renta agraria, y que quedarán marcadas, para años sucesivos, por el cómo se tramiten en este primer año. Miles de agricultores y ganaderos tienen puesta su confianza en los técnicos de ASAJA en cada provincia y en cada oficina, una confianza que se la da la marca ASAJA y se la dan las personas que habitualmente le atienden, personas capacitadas a las que no le mueve otro interés que el de la satisfacción de un socio para el que se busca los mayores apoyos económicos que permita la normativa en vigor. Se espera de nuestros técnicos un buen servicio en la gestión de las ayudas, para lo que previamente se habrá requerido una buena información, y se espera eficacia en esas etapas posteriores cuando llegan las inspecciones administrativas o de campo, cuando toca corregir errores y cuando hay que presentar alegaciones, recursos o reclamaciones. Esta campaña PAC es especial, nadie lo duda, como ha ocurrido detrás de cualquier reforma. Pero además entramos en un nuevo periodo de gestión de ayudas agroambientales, y en un nuevo periodo de otras ayudas tan importantes del Programa de Desarrollo Rural como las de Modernización de Explotaciones e Incorporación de Jóvenes al campo. Estas últimas, que no desmerecen en complejidad, forman parte de la esencia de nuestros servicios y son un apoyo que le debemos, moramente, a quienes se incorporan como jóvenes al campo y a quienes arriesgan e invierten en modernizar sus explotaciones para hacerlas más viables y competitivas.
No solamente estamos ocupados en pedir ayudas. Afrontamos la contratación de remolacha con el objetivo de seguir siendo el principal colectivo de remolacheros de Castilla y León, dando servicios que complementen el acuerdo interprofesional que hemos firmado. En nuestras oficinas se están prestando servicios laborales a los socios que, de forma permanente o para campañas determinadas, tienen contratada mano de obra asalariada. En nuestros departamentos de fiscalidad se están atendiendo todas las obligaciones de nuestros socios ante Hacienda, desde las más sencillas de un agricultor que tributa por módulos y régimen especial de IVA, a las más complejas que obligan a las diferentes fórmulas societarias en las que figuran cada vez más de nuestros representados. Y todo esto sin olvidar otros servicios menores, pero no menos importantes para el que los demanda o el que los presta, y sin olvidar la labor de formación que estamos haciendo sin apenas apoyo alguno de las administraciones públicas.