Las mujeres rurales son imprescindibles. Ellas son las depositarias del futuro de nuestros territorios, son los verdaderos agentes sociales y de desarrollo rural.
Lola Merino Chacón. Presidenta Nacional de AMFAR. Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural
La IV Conferencia sobre la Mujer organizada por Naciones Unidas en Pekín en el año 1995 instauró el 15 de octubre como el Día Mundial de la Mujer Rural.
AMFAR, la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, que fue pionera en España en la celebración de esta efeméride en el año 1997, celebrará este 2014 su décimo séptima edición, para poner de relieve la importancia de las mujeres para el desarrollo rural de nuestro país.
Para esta edición el lema central de será el liderazgo y el emprendimiento femenino. Para AMFAR, el empleo es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las mujeres del ámbito rural. Tener empleo es vital para que las mujeres, y fundamentalmente las más jóvenes, decidan quedarse a vivir en los pueblos, y por tanto, garantizar la supervivencia de los entornos rurales.
Nuestra sociedad rural está fuertemente envejecida y masculinizada, de hecho, los mayores de 65 años en las zonas rurales doblan a la media nacional. Concretamente, uno de cada seis habitantes rurales tiene más de 70 años, una cifra que se hace más extrema cuanto más pequeño es el núcleo de población.
La media de edad de las mujeres rurales ronda los 55 años y cada vez nacen menos niños y se tienen más tarde. Además de ser más numerosos los mayores y personas dependientes que requieren cuidados sanitarios y atención especializada.
Con este panorama queda clara la importancia que ocupa que las mujeres decidan emprender y buscar su propia salida laboral, algo que ya está sucediendo. Tanto es así, que a nivel nacional, el 40,63% del total de las altas netas registradas en el primer semestre de 2014 en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos corresponde a mujeres.
Analizando estos datos, podemos afirmar que las mujeres están asumiendo nuevas responsabilidades y también nuevos riesgos, emprendiendo, poniéndose al frente de negocios, ayuntamientos, cooperativas, explotaciones o industrias agroalimentarias.
Y es aquí, en el sector agrario, en el que debemos hacer mayor hincapié. Hemos de poner todo nuestro empeño en favorecer el relevo generacional en el campo, en la incorporación de jóvenes y mujeres, ya que ellas deben ser las protagonistas del sector.
Según el último censo agrario de 2009, el 24% del total de jefes de explotación en España son mujeres. Un sector que lentamente va acogiendo mayor presencia femenina, pero en el que debemos implicarnos más para garantizar su futuro, ya que el sector agrario sólo ocupa a un 2% del total de mujeres empleadas en España, y que sólo el 0,3% de ellas son menores de 25 años.
Según cifras de la Comisión Europea de 2010, sólo un 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años, mientras que el 55% es mayor de 55 años, sin olvidar que para 2020 hay previstas 4,5 millones de jubilaciones en el campo.
Es necesario destacar que pese a que el ámbito rural español abarca un 90% del territorio, en él viven casi seis millones de mujeres rurales, que representan la tercera parte de la sociedad española femenina.
Ellas son las depositarias del futuro de nuestros territorios, son los verdaderos agentes sociales y de desarrollo rural, y debemos volcarnos para que encuentren respuesta a sus carencias, a sus ideas y proyectos, y sobre todo para garantizar su bienestar y en consecuencia, el de toda la población rural de nuestro país.
Vaya por delante mi reconocimiento a los casi seis millones de mujeres rurales españolas que día a día sacan adelante sus hogares, sus negocios y lo más importante, sus municipios. Desde AMFAR os rendimos al más merecido homenaje a todas las mujeres rurales españolas.