La Asociación Agraria-Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Castilla y León ha reprochado las prácticas especulativas que están desarrollando las industrias del girasol en esta campaña y niega que existan razones comerciales que justifiquen una crisis de precios.
La organización agraria ha criticado duramente que la industria siga recogiendo la pipa de girasol sin un precio definido previamente, aprovechándose de la total indefensión de los productores, que se ven obligados a entregar el producto al carecer de instalaciones propias para su almacenamiento debido, entre otras cosas, a la falta de confianza en las normas futuras de producción que garanticen su continuidad y viabilidad.
En este sentido, ASAJA ha indicado que la situación del mercado, en cuanto a oferta y demanda se refiere, no debería ser motivo de alarma para este sector ya que hay una gran demanda de proteína vegetal; además, nuestro país tiene un gran potencial industrial para el refinado de aceite como así lo demuestra el hecho de que, entre enero y mayo de 2003, las exportaciones de refinado casi duplicaron las importaciones.
Sin embargo, esta organización agraria también se ha referido a otros datos que en su opinión evidencia una falta de transparencia y una actuación totalmente reprochable por parte del sector industrial. En el mismo periodo, es decir, entre enero y mayo de 2003, las importaciones tanto de aceite de girasol en bruto como de semilla fueron significativamente más importantes que las exportaciones.
Concretamente, las importaciones de aceite de girasol en bruto procedentes de países como Estados Unidos, Irlanda o Ucrania ascendieron a 28 millones de kilogramos mientras que las exportaciones no llegaron a los 3 millones de kilogramos. De igual modo, las importaciones de semilla de girasol de países como Argentina, Rusia y Ucrania superaron los 140 millones de kilogramos mientras que las exportaciones no llegaron a los 4 millones de kilogramos.
Para ASAJA, estas compras masivas suponen una actuación irresponsable por parte de la industria del sector no sólo porque desestabilizan el mercado nacional de girasol –ya que son utilizadas para presionar a los productores con unos precios que no sólo no son rentables sino que ni siquiera cubren los costes de producción–, sino también porque habría que analizar si los países de procedencia cumplen todos los requisitos exigibles en el seno de la Organización Mundial del Comercio.
Al respecto, ASAJA ha aconsejado a los agricultores que entreguen el producto en buenas condiciones de calidad y no vendan por debajo de 0,25 euros el kilo (41 pesetas) de girasol que presente la calidad tipo de 9 por ciento de humedad, 2 por ciento de impurezas y 44 por ciento de riqueza grasa, ya que no hay razones para que el precio sea inferior y además por debajo de esa cantidad no resultaría rentable para los productores.
Según la OPA, “si tenemos en cuenta los precios que se pagaron la campaña pasada que fueron de 101 pesetas por litro de aceite refinado y de 43,26 pesetas por kilo de pipa de girasol, sería incongruente que este año cuando el precio medio de aceite de girasol refinado en origen es de 96 pesetas por litro y el consumidor paga hasta 170 pesetas por litros, el agricultor cobrara por debajo de las 0,25 euros/kilo, a no ser que existan otros intereses ajenos a la realidad comercial”.
ASAJA considera lamentable que la industria de girasol practique estas actuaciones en contra de quienes han hecho posible su crecimiento y rentabilidad y exige a las Administraciones un posicionamiento claro a favor de los agricultores.
El girasol es un cultivo con tradición histórica en Castilla y León. Según las estimaciones de producción de la campaña actual, nuestra región es la segunda productora de España, sólo superada por Andalucía. Cerca del 25 por ciento del cultivo de girasol nacional está en Castilla y León. Según las estimaciones de la Consejería de Agricultura, esta campaña hay 234.291 hectáreas de girasol en los campos de la Comunidad Autónoma, por lo que la producción podría rondar las 207.400 toneladas.