Cuando está reciente la resolución de la última convocatoria de las ayudas al cese anticipado de la actividad agraria, que se saldó con la exclusión del 83 por ciento de las solicitudes por falta de presupuesto, la Consejería de Agricultura ha preparado ya el borrador de la nueva convocatoria 2005, que parte con las mismas perspectivas, ya que el presupuesto para esta partida clave para la renovación del campo está congelado.
ASAJA de Castilla y León ha denunciado una vez más “la engañifa que hay detrás de esta convocatoria, que promete pero no cumple, ya que la mayoría de los agricultores y ganaderos comprueban, tras adjuntar documentos y presentar solicitudes, que se quedan en la cuneta. Y lo que es más grave, la Administración lo permite y provoca a sabiendas, puesto que está sobradamente comprobado que con este dinero es imposible atender las demandas reales del sector”.
Con la partida disponible, este año quedaron fuera 717 agricultores, una cifra muy elevada y que, sin embargo, no refleja la magnitud del problema, porque muchos otros ni siquiera tuvieron la ilusión de presentar su solicitud, porque sabían que quedarían excluidos de antemano. Como criterio de eliminación, se realizó una criba de todos los que tenían menos de 62 años, aunque la convocatoria permite presentar solicitudes desde los 55 años. De este modo, la Junta intenta asumir el menor número posible de anualidades de ayuda hasta que lleguen a los 65 y reciban la jubilación ordinaria.
Si ya es suficientemente grave jugar con el futuro de muchos agricultores y ganaderos de edad avanzada que podían esperar esta pequeña ayuda para poder abandonar la profesión, hay que tener en cuenta que el hecho de que continúen en activo y retengan por lo tanto tierras y cupos de producción impide que cientos de jóvenes incrementen y hagan más competitivas sus explotaciones.