Una situación crítica ya que, tal como denuncia ASAJA, estamos muy por encima de los mismos precios con los que se empezó a negociar en octubre-noviembre de 2004.
Los precios han superado con creces los registrados durante la crisis del petróleo del año 2000 (en la que se llegó a alcanzar las 83 ptas/litro). De continuar así las cosas, todos los indicadores económicos señalan que si no se ponen en marcha de forma urgente medidas que contrarresten estas continuas subidas, se llegara a producir un incremento histórico antes de este verano en el precio del gasóleo agrícola o precio del gasóleo B.
A pesar de las medidas acordadas en su día por el Gobierno junto con la Upa y la Confederación de Cooperativas Agrarias (CCAE), este acuerdo no ha tenido, ni muchísimo menos, el efecto que los firmantes esperaban. Más bien al contrario. Por ello, el Gobierno debería hacer algo. ASAJA critica que la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, y el secretario general del MAPA, Fernando Moraleda, únicamente se les ocurra asegurar que hay que aplicar “medidas imaginativas”.
Si de medidas se trata, esta organización es tajante al “aconsejarles” que las únicas “medidas imaginativas” que existen para solucionar una crisis de esta índole pasa por aplicar las reclamadas desde hace años por ASAJA. Por un lado, es precisa una bajada fiscal, que supone, además de amortiguar las pérdidas de renta, compensar el crecimiento de la inflación consecuencia de la subida del petróleo. Por otro, el Gobierno debe aplicar reducciones y compensaciones en los impuestos indirectos, como son el Impuesto Especial de Hidrocarburos y en el IVA, siempre dentro de los parámetros que marca la armonización fiscal de la Unión Europea. ASAJA reclama también medidas de carácter estructural que permitan a las explotaciones agrícolas y ganaderas mejorar sus niveles de competitividad frente al resto de países comunitarios.
De no aplicarse soluciones, los costes para los agricultores serán mayores y los precios en origen seguirán siendo los mismos, y encima con una nueva PAC que ocasionará pérdidas para el sector. En general, un panorama muy desalentador para el campo español.
Hay que recordar que el consumo anual de gasóleo agrícola en Castilla y León asciende a aproximadamente 900 millones de litros y que será en los meses inmediatos –mayo, junio y julio–, con la cosecha y la campaña de riegos, cuando se produzcan los niveles máximo de gasto.