ASAJA considera el discurso del presidente de la Junta continuista y falto de sensibilidad
En estos momentos de preocupación en los que los agricultores de Castilla y León van a comenzar a cosechar con la frustración de saber que por segundo año consecutivo los resultados de la campaña serán malos, ASAJA lamenta que el discurso del presidente no hiciera mención a esta grave situación ni mostrara ningún tipo de sensibilidad para con el sector, al que, desde luego, las palabras de Herrera no ofrecieron solución alguna.
ASAJA entiende que el repaso del presidente a la actualidad de la región y lo realizado y pendiente en estos años de legislatura, apenas rozó de soslayo temas como el desarrollo rural, el incierto momento que atraviesa el sector remolachero y el apoyo a la industria agroalimentaria, pero además, obvió por completo la crisis de costes de producción con el incremento de precios de gasóleo y fertilizantes que están anclando a la agricultura y hacen prácticamente inviables buena parte de las explotaciones.
Los datos ofrecidos en torno a la incorporación de jóvenes al sector no convencen. ASAJA llama la atención sobre el hecho de que el presidente habló en su discurso de “incorporación a actividades económicas en el mundo rural”, y el propio Herrera sabe que la mayor parte de estas incorporaciones no lo son a la actividad agrícola y ganadera.
Lo mismo ocurre con los datos sobre infraestructuras de regadío. Herrera ofrece números sobre nuevas hectáreas y modernización de otras, pero también es consciente de que la administración que representa no está ofreciendo nuevas alternativas ni existe un clima de entendimiento con los Ministerios competentes en el Gobierno Central para luchar a una por las infraestructuras de riego. No existe una política ambiciosa, y en lo sucesivo, sin la financiación europea, el futuro aún se presenta con más dudas.
En definitiva, ASAJA considera inaudito que en el hemiciclo apenas se haya hablado del principal problema que tiene esta Comunidad Autónoma, que es la nefasta política agraria que disminuye las rentabilidades y favorece los abandonos y la despoblación, y que poco a poco, si las cosas no cambian, dará al traste con el sector primario, que es una de las bases de nuestra economía y de la supervivencia de nuestros pueblos.