ASAJA ha insistido, una vez más, en la necesidad de poner en marcha un nuevo etiquetado que refleje claramente el país de origen de la miel que adquieren los consumidores. El tema del etiquetado de la miel es fundamental para una Comunidad Autónoma como la de Castilla y León, donde hay una apuesta clara por la calidad frente a la cantidad.
En la reunión mantenida esta semana con el director general de Industria Alimentaria del MAGRAMA, Fernando Burgaz, ASAJA ha insistido, una vez más, en la necesidad de poner en marcha un nuevo etiquetado que refleje claramente el país de origen de la miel que adquieren los consumidores. La actual normativa comunitaria es muy laxa en este sentido y no protege ni a los productores ni a los consumidores españoles.
La actual Directiva comunitaria que regula este asunto, 2001/110/CE de la Miel permite a los operadores indicar el origen de la miel cuando procede de más de un Estado como “mezcla de mieles UE/ no UE/ UE-noUE”. ASAJA considera que esta nomenclatura es confusa y sobre todo muy imprecisa de cara al consumidor y bajo la misma se encubre una competencia desleal hacia los productores europeos y españoles. Durante la reunión mantenida con el director general de Industria Alimentaria, ASAJA, junto con el resto de organizaciones agrarias, cooperativas y consumidores ha reclamado la modificación de la norma de calidad de la miel, y en concreto se ha solicitado que en el caso de mezcla de mieles de varios países en la etiqueta se refleje la indicación explícita de sus orígenes, descartando la posibilidad que contempla la UE de “origen CE” o “no originarias de la CE”.
Los productores españoles de miel vienen sufriendo en los últimos años los efectos de unas importaciones cada vez más cuantiosas de miel procedente de China (unas 20.000 toneladas anuales) que bajo este etiquetado impreciso y confuso se comercializa en España con unos estándares de calidad y unos parámetros sanitarios muy inferiores a los exigidos a los productores españoles y comunitarios.
Con el actual etiquetado es muy difícil poner en valor la miel española, un producto de máxima calidad y del que somos el principal productor de la UE, exportando dentro y fuera de la Unión Europea. Por eso desde ASAJA se valora la intención del Ministerio de Agricultura de poner en marcha una campaña extraordinaria de inspección en la miel y un estudio sobre la cadena de valor de este producto.
El tema del etiquetado de la miel es fundamental para una Comunidad Autónoma como la de Castilla y León, donde hay una apuesta clara por la calidad frente a la cantidad. Aunque en la Comunidad Autónoma están registradas cerca de 3.700 explotaciones apícolas, tan solo unas 500 de ellas pueden ser consideradas profesionales. Salamanca es, con diferencia, la provincia con mayor número de productores de toda la comunidad, agrupando a más del doble de estos profesionales. En cuanto a producción, Castilla y León produce cerca de 3.900 toneladas al año (dato 2012), siendo la cuarta comunidad autónoma en cuanto a producción, detrás de Andalucía, Valencia y Andalucía. Respecto al sistema productivo, en Castilla y León más de ocho de cada diez colmenas son estantes, y el resto trashumantes.