He querido saber qué opinaban las organizaciones agrarias del resto de Europa sobre la reforma de la PAC aprobada el 26 de junio, y me he fijado en las organizaciones agrarias francesas. Las considero un referente por los años de historia que tienen a la espalda, su afán de lucha, su influencia política y económica, y por el gran potencial agrícola y ganadero que tiene nuestro país vecino.
He querido saber qué opinaban las organizaciones agrarias del resto de Europa sobre la reforma de la PAC aprobada el 26 de junio, y me he fijado en las organizaciones agrarias francesas. Las considero un referente por los años de historia que tienen a la espalda, su afán de lucha, su influencia política y económica, y por el gran potencial agrícola y ganadero que tiene nuestro país vecino.<?xml:namespace prefix = o ns = «urn:schemas-microsoft-com:office:office» />
He entrado en la página de Internet de la FNSEA (organización mayoritaria en Francia y de principios programáticos similares a ASAJA) y me he encontrado con una entrevista a un dirigente regional, Jean Paul Bastian, que viene a utilizar los mismos argumentos que utilizamos nosotros para criticar una reforma claramente negativa para los intereses agrarios de Europa. Después de reconocer mejoras sobre el texto presentado por Fischler, y atribuir a su país, Francia, los éxitos de la negociación, considera que el acuerdo supone una “renacionalización de las ayudas con riesgo de distorsión del libre mercado entre agricultores europeos”, y que los designios agrarios de Europa tienden a un liberalismo cada vez mayor.
Jean Paul Bastian espera que “Europa sepa hacer valer en Cancún (donde se celebrará la reunión de la Organización Mundial del Comercio) el esfuerzo que ha pedido a los agricultores a través de esta reforma y sobre todo que no se nos obligue a pagar dos veces”. Respecto a la respuesta del sector a esta reforma, considera el dirigente sindical que “el mal ya está hecho” y que “los ministros que tomaron las decisiones han de ser los que asuman las consecuencias”, por lo que no procede ahora llevar a cabo movilizaciones, pero sí una intensa campaña de información al agricultor.
No le pasa desapercibido el hecho de que esta reforma deja un margen amplio de maniobra a los estados miembros, y anuncia que pedirán al ministro un sistema de reparto de las ayudas que sea el menos perjudicial de los posibles a la vez que un plan de medidas de acompañamiento a esta reforma. Y concluye con que el determinar la referencias históricas para el cálculo del montante de las futuras ayudas es uno de los puntos más delicados a debatir.
No conozco de nada a Jean Paul Bastian, quién opina así desde el departamento francés del Bas-Rhin. Pero desde aquí, desde Castilla y León, yo no quito ni pongo una sola coma a sus declaraciones, simplemente las comparto en su totalidad. Desde aquí, desde Castilla y León, lo mismo que desde la mayoría de las regiones agrícolas y ganaderas de Europa, tenemos que gritar a nuestros ministros y funcionarios burócratas de Bruselas la acertada frase que ha acuñado el sindicalista francés: “cette réforme n’est pas la nôtre” (esta reforma no es la nuestra).