Espero, como presidente de ASAJA, que no se tropiece dos veces en la misma piedra y por lo tanto que Juan Vicente Herrera aproveche cualquier oportunidad, sobre todo, cuando el viento es favorable, para avanzar en un mayor autogobierno para Castilla y León.
El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, es oposición en Madrid. Desde que nuestra Comunidad Autónoma está en el “otro lado” político, a Herrera y su equipo les toca comprobar día sí, día también, cómo proyectos necesarios para Castilla y León se están paralizando o modificando, sin que haya previsión de nuevas iniciativas. Ante esta situación, en el Gobierno regional han vuelto a oírse voces que reclaman un mayor autogobierno, para no depender del central y mucho menos de las migajas que otras comunidades amigas del Gobierno, como Cataluña o el País Vasco, dejan en el reparto del protagonismo estatal.
La verdad es que no se nota en Castilla y León que el presidente nacional, más allá de las ideologías políticas, sea de nuestra comunidad. El plan noroeste no parece que esté dando los frutos esperados, e incluso se remueven cuestiones y proyectos cerrados en anteriores etapas, como Castrovido o el Archivo de Salamanca.
Para nuestro sector, el agroganadero, no podían ir peor las cosas. La aprobación de la PAC para el periodo 2006-2013 conlleva todas las reducciones económicas posibles, una mayor burocracia, y un desacoplamiento parcial de las ayudas que impide otras posibilidades alternativas, tanto agrícolas como ganaderas, rentables para el sector. Una propuesta que hizo, no olvidemos, que tanto ASAJA como el consejero de Agricultura y Ganadería, José Valín, estuviesen ¡por una vez! de acuerdo, y saliesen por la puerta de atrás del Ministerio, mientras la ministra se retrataba con el resto de organizaciones y las cooperativas, de acuerdo con su descabellada decisión.
Otra de las “perlas” del momento actual es el nuevo sistema de identificación de las parcelas agrícolas, el SIGPAC, que ha sembrado el caos en Castilla y León, y que hace imposible la tramitación de la PAC en el periodo establecido. En materia hidráulica, se ha impuesto en la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) la prepotencia, la dictadura y el rodillo, para acabar con las esperanzas de futuro de la agricultura de regadío en Castilla y León.
Ante tal situación, es lógico que Juan Vicente Herrera crea necesario tener más mando sin depender de Madrid, pero quizá ha retrasado en varios años tal petición, totalmente legítima. Si no hubiera sido tan sumiso cuando mandaban los suyos, lo que ahora se le niega, podía tenerlo ya conseguido.
Fue pionera ASAJA pidiendo para esta comunidad la transferencia de las competencias de la CHD. Tampoco nos quedamos cortos exigiendo que la PAC y su desarrollo se aprobara el 2 de diciembre de 2003, en lugar de agotar los plazos hasta el último momento. Pero, como en otras muchas cuestiones, se nos ignora y no se nos tiene en consideración hasta que el tiempo nos da la razón, ya que como dice un refrán castellano, sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.
Espero, como presidente de ASAJA, que no se tropiece dos veces en la misma piedra y por lo tanto que Juan Vicente Herrera aproveche cualquier oportunidad, sobre todo, cuando el viento es favorable, para avanzar en un mayor autogobierno para Castilla y León. Y si algo repercute en materia agroganadera, ojalá que se tenga en cuenta con la opinión de los profesionales del campo, tan necesitados de apoyo para despejar de incógnitas su futuro.
La verdad es que no se nota en Castilla y León que el presidente nacional, más allá de las ideologías políticas, sea de nuestra comunidad. El plan noroeste no parece que esté dando los frutos esperados, e incluso se remueven cuestiones y proyectos cerrados en anteriores etapas, como Castrovido o el Archivo de Salamanca.
Para nuestro sector, el agroganadero, no podían ir peor las cosas. La aprobación de la PAC para el periodo 2006-2013 conlleva todas las reducciones económicas posibles, una mayor burocracia, y un desacoplamiento parcial de las ayudas que impide otras posibilidades alternativas, tanto agrícolas como ganaderas, rentables para el sector. Una propuesta que hizo, no olvidemos, que tanto ASAJA como el consejero de Agricultura y Ganadería, José Valín, estuviesen ¡por una vez! de acuerdo, y saliesen por la puerta de atrás del Ministerio, mientras la ministra se retrataba con el resto de organizaciones y las cooperativas, de acuerdo con su descabellada decisión.
Otra de las “perlas” del momento actual es el nuevo sistema de identificación de las parcelas agrícolas, el SIGPAC, que ha sembrado el caos en Castilla y León, y que hace imposible la tramitación de la PAC en el periodo establecido. En materia hidráulica, se ha impuesto en la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) la prepotencia, la dictadura y el rodillo, para acabar con las esperanzas de futuro de la agricultura de regadío en Castilla y León.
Ante tal situación, es lógico que Juan Vicente Herrera crea necesario tener más mando sin depender de Madrid, pero quizá ha retrasado en varios años tal petición, totalmente legítima. Si no hubiera sido tan sumiso cuando mandaban los suyos, lo que ahora se le niega, podía tenerlo ya conseguido.
Fue pionera ASAJA pidiendo para esta comunidad la transferencia de las competencias de la CHD. Tampoco nos quedamos cortos exigiendo que la PAC y su desarrollo se aprobara el 2 de diciembre de 2003, en lugar de agotar los plazos hasta el último momento. Pero, como en otras muchas cuestiones, se nos ignora y no se nos tiene en consideración hasta que el tiempo nos da la razón, ya que como dice un refrán castellano, sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.
Espero, como presidente de ASAJA, que no se tropiece dos veces en la misma piedra y por lo tanto que Juan Vicente Herrera aproveche cualquier oportunidad, sobre todo, cuando el viento es favorable, para avanzar en un mayor autogobierno para Castilla y León. Y si algo repercute en materia agroganadera, ojalá que se tenga en cuenta con la opinión de los profesionales del campo, tan necesitados de apoyo para despejar de incógnitas su futuro.
Donaciano Dujo