El pasado día 21 de octubre la mesa del azúcar nacional congregó en Madrid a una representación de agricultores remolacheros de toda España, animados por un montón de siglas y participantes que en muchos casos poco o nada defendían el cultivo de la remolacha de nuestra región.
El pasado día 21 de octubre la mesa del azúcar nacional congregó en Madrid a una representación de agricultores remolacheros de toda España, animados por un montón de siglas y participantes que en muchos casos poco o nada defendían el cultivo de la remolacha de nuestra región. Por decirlo de alguna manera, estaba más apretada la pancarta de cabecera de los líderes de esas siglas tratando de salir en la foto que el resto de la marcha de personas que iban detrás acompañando a esas siglas. Después de las intervenciones de los responsables de la convocatoria, la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, accedió de buen grado a reunirse con dicha plataforma. Como es bien sabido, no todos los convocantes de esa mesa coinciden en los planteamientos de defensa del sector y por lo tanto hubo que consensuar un documento de mínimos para entregar a la ministra. Un documento que ésta no tuvo reparo en asumir, al contrario: horas más tarde, en comunicado de prensa del propio ministerio, agradecía la manifestación diciendo que ésta era en “apoyo” (sólo la faltó añadir “y aplauso”) a la estrategia de defensa de la remolacha planteada y llevada a cabo hasta ahora por el Ministerio de Agricultura.
Todos vosotros conocéis bien la postura que ASAJA de Castilla y León ha mantenido desde hace más de un año en cuanto a la propuesta de reforma, anteriormente del comisario Fischler y ahora de la nueva comisaria Fischer Boel. Hace casi año y medio que preguntamos al presidente del Gobierno sobre la postura que tenía España ante dicha reforma, indicándole que de llevarse a cabo, sería la mayor catástrofe económica para los agricultores de Castilla y León y del conjunto de España, por lo que le exigíamos la defensa de este cultivo al más alto nivel, y que fuera tratado como cuestión de estado.
Desde entonces para acá, esta organización –y muchos de vosotros habéis sido testigos de ello– ha hecho bandera y ha sido protagonista en Castilla y León de multitudinarias manifestaciones para exigir el mantenimiento del cultivo de la remolacha en las mismas condiciones económicas que los agricultores tienen en la actualidad, con cuatro principios claros:
·La defensa del sector remolachero como cuestión de estado, por lo que debe ser José Luis Rodríguez Zapatero quien nos represente en la UE.
·Si la UE obliga a la rebaja de las cuotas de producción, que se diferencien claramente los países exportadores, como Francia y Alemania, de los deficitarios, como España, que tiene menos producción que su propio consumo.
·Hay que mantener el poder adquisitivo de los remolacheros, y si es obligada la rebaja del precio de la tonelada, que sea compensada al cien por cien por fondos comunitarios.
·Que esta compensación económica por la rebaja del precio sea desacoplada al cien por cien, para que así en ningún caso seamos ni rehenes ni esclavos de ningún otro sector, y en especial de la industria transformadora.
En el momento en que nos encontramos se van haciéndose públicas las diferencias entre todos los interlocutores del sector del azúcar español. Por un lado, tanto el presidente del Gobierno como el ministerio, con su ministra y el anterior secretario general, Fernando Moraleda, no han hecho ningún esfuerzo ni conocido ni reconocido ante Europa por defender nuestra remolacha. En segundo lugar, la industria transformadora y en este caso Ebro Puleva, que tiene el 75 por ciento de la cuota española de transformación, manifiesta claramente que se conformaría con una compensación que supusiera el 80 por ciento de la ayuda actual y con un acoplamiento total de las ayudas. Y organizaciones como Coag y UPA también manifiestan abiertamente que las ayudas tienen que ser acopladas a la producción. En este contexto nos es muy difícil a los agricultores de ASAJA de Castilla y León programar acciones conjuntas, puesto que unos defiende el beneficio industrial y otros son los “palmeros” que aplauden al Gobierno. Y a pesar de ello, agricultores de ASAJA y yo mismo como presidente, estuvimos presentes en la manifestación de Madrid para expresar un apoyo general al sector pero nunca al ministerio, para defender los intereses agrícolas pero nunca los industriales, y para pedir el desacoplamiento total de las ayudas pero nunca el acoplamiento.
Con estos mimbres, no es extraño que esa manifestación del pasado 21 de octubre no congregase a más de 5.000 personas, contando con agricultores, trabajadores de las industrias, sindicalistas, representantes de las industrias, etc. A la gente del campo no le sobra el tiempo para ir a pasar el día a una manifestación de “apoyo al Gobierno”, como feliz proclamaba después Elena Espinosa. Después de estos resultados, tendrán que reflexionar de manera eficiente tanto el resto de organizaciones agrarias como este Gobierno A ver si de una vez comprenden que el campo lo que quiere es un futuro despejado y digno, y con la libertad de ejercer una profesión rentable. Y nunca estará dispuesto, como dije antes, a ser rehén o esclavo de ningún otro sector y menos de un ministerio que utiliza sus recursos para dividir y marginar, sector a sector, al campo.