En manos de esas lluvias que no llegaron ni en abril ni en la primera quincena de mayo está que la futura cosecha sea malísima, mala, regular o simplemente para salir del paso. Porque buena, a estas alturas de la campaña, es prácticamente imposible.
El día 15 de mayo, siempre marcado en el calendario de los agricultores, este año lo estaba por partida doble. Acababa también en esa fecha el plazo de presentación de la solicitud de la PAC, en una campaña bastante complicada, por ser la de transición hacia el nuevo periodo. Aunque, todo hay que decirlo, el día de San Isidro ya no hablábamos los agricultores de política comunitaria, sino de que no había caído una gota en los campos, y que encima la roya nos había cogido desprevenidos, asolando los trigos.
Lo cierto es que el balance de la campaña PAC, del que la Consejería ha facilitado ya cifras provisionales –quedan por ajustarse las modificaciones de última hora– ofrece datos interesantes. El primero, que hay una rebaja del 5 por ciento en el número global de solicitudes, una rebaja más aguda que otros años y que sin duda obedece a que ha habido gente que venía percibiendo la ayuda otros años y que ahora, con los cambios introducidos, no podía seguir haciéndolo. Es una tendencia que en ASAJA juzgamos positiva, sin ser para lanzar las campanas al vuelo, porque todavía hay que cribar más los censos para que las ayudas PAC se centren en los verdaderos profesionales del campo.
Segundo dato, y me voy a permitir “echar pecho”: aun bajando el número total de PAC tramitadas en Castilla y León, en ASAJA cada vez tramitamos más. Si en la campaña 2013 confiaban en nuestro equipo cerca de 10.000 profesionales, este 2014 son casi 11.000 los que han tramitado su solicitud con nosotros; en importe, más del 20 por ciento de las PAC de la Comunidad Autónoma pasan por ASAJA. Confirmamos así nuestro liderazgo en el asesoramiento de los hombres y mujeres del campo de Castilla y León, y solo tengo palabras de agradecimiento a nuestro amplio equipo de técnicos, por sus conocimientos, profesionalidad y dedicación. Y por supuesto a todos los agricultores y ganaderos que han apostado por nuestra gestión: no les defraudaremos.
Pasando a otros datos que se derivan de las PAC presentadas, parece que las grandes cifras de los cultivos no han variado mucho respecto al año pasado; algo lógico, puesto que no ha habido tampoco cambios importantes en la rentabilidad esperada de las diferentes producciones. Los cereales se incrementan un poco; el girasol baja algo… Quizás la noticia más destacable es que suben las hectáreas de remolacha, especialmente en Valladolid y en Zamora. La patata sigue en su línea, lo que por un lado es positivo porque contribuye a mantener un precio razonable, aunque por otro sintamos que es una pena que tengamos que seguir dependiendo de las importaciones para garantizar el consumo interno. Proteaginosas y leguminosas repuntan alrededor del 15 por ciento. Y sumando las poco más de medio millón de hectáreas de barbecho, se redondea en Castilla y León una superficie declarada en la PAC de algo más de tres millones de hectáreas.
Y después de recorrer las cifras y de valorar lo que apunta la campaña agrícola, termino como empezaba, acordándome de San Isidro, que a última hora parece que está trayendo algo de agua a los maltrechos campos. En manos de esas lluvias que no llegaron ni en abril ni en la primera quincena de mayo está que la futura cosecha sea malísima, mala, regular o simplemente para salir del paso. Porque buena, a estas alturas de la campaña, es prácticamente imposible, especialmente en la zona sur de la Comunidad Autónoma. Muchas modernidades, GPS y drones, para al final seguir, como nuestros tatarabuelos, mirando al cielo.