Marino Fernández, cultivador y presidente de AIMCRA
Marino Fernández, cultivador de León y anterior presidente de ASAJA en esta provincia, ocupa por segundo año consecutivo la presidencia de la Asociación para la Investigación y Mejora del Cultivo de la Remolacha (AIMCRA), asociación sin ánimo de lucro en la que desde 1980 participan paritariamente cultivadores e industria, y cuyos estudios han contribuido notablemente al avance de la producción en nuestro país. Como presidente del organismo y, sobre todo, como cultivador, Marino Fernández expresa su preocupación por el momento actual del sector remolachero.
Pregunta.- Vivimos un momento especialmente complicado para la remolacha. ¿Saldremos de ésta?
Respuesta.- Soy remolachero desde que comencé en esta profesión, como también lo fue mi padre. A lo largo de los tiempos, la remolacha ha estado “arriba y abajo”, como quien dice. Recuerdo el problema de la rizoctonia, que se solucionó cuando llegaron las variedades tolerantes, o el avance que supuso la llegada del riego por aspersión. ¿Pasará la racha actual, como pasaron las otras? No puedo adivinarlo, pero desde luego en ello confío.
P.- El hecho es que hay cultivadores que, aun sintiéndolo, han optado por otras producciones.
R.- Es comprensible. El primer año que piensas que no te compensa a lo mejor no lo abandonas, pero si la situación se repite dos o tres campañas… pues algunos cambian. También es verdad que no somos objetivos del todo. Es muy duro aceptar que un cultivo estrella como fue la remolacha, que en 10 hectáreas te daba lo mismo que en cuarenta de maíz, ahora no da resultados tan brillantes. El remolachero, de alguna manera, se ha sentido dolido, y ha contribuido sin querer al desprestigio del cultivo al que durante muchos años había sido fiel.
P.- La supresión de la ayuda de la Junta, ¿ha sido el remate?
R.- Sí, ha sido la puntilla. Estamos ante un problema de precios, sumado al hecho de que el maíz, el gran competidor de la remolacha, ha estado bien pagado en los últimos años. Son esas cuentas las que el agricultor hace en su cabeza, y también que la remolacha, aún con los enormes avances de los últimos años, sigue siendo una producción bastante exigente en cuanto a trabajo.
P.- ¿Cuáles serían entonces los motivos para permanecer en el cultivo?
R.- Creo que el gran atractivo de la remolacha es su estabilidad. Mientras que en la patata o en la alubia tienes un año bueno, otro regular y otro de ruina, en remolacha haciendo las cosas con sensatez obtienes muy buenas producciones y unos precios no tan buenos, pero sí estables. Y eso es un valor a considerar.
P.- ¿Qué puede hacerse desde AIMCRA para apoyar a los cultivadores?
R.- Pues seguir trabajando como hasta ahora, desarrollando investigaciones continuas que cada año nos permiten arañar pequeños ahorros, pero muy importantes, gastando menos en fitosanitarios, en riegos, en fertilizantes… En Castilla y León tenemos unos profesionales como la copa de un pino, que logran producciones de récord, y el apoyo de AIMCRA ahí ha sido clave.
P.- En AIMCRA comparten debates con los responsables de la industria. ¿Son conscientes de que si los precios no son atractivos la gente deja de producir?
R.- Saben lo que hay, pero hasta esta campaña han contado con bastante excedentaria y no han tenido problemas de suministro, aunque a partir de ahora eso puede cambiar. Un agricultor puede dejar de sembrar y volver a hacerlo dos años después, pero una fábrica que cierra no vuelve a abrir sus puertas. Así que la clave de la continuidad, de los remolacheros y de las fábricas, está en los precios.