El “vuelo americano”, el primer registro completo y preciso de lo que fueron nuestros pueblos

Entre 1956 y 1957 un equipo militar de EE UU fotografió prácticamente todo el territorio, valioso material hoy digitalizado

CAMPO REGIONAL / Teresa Sanz Nieto

Hasta mediados de los cincuenta no hubo una cobertura fotográfica área de todo el territorio español. Gracias a lo que se conoce como el “vuelo americano” quedó registro de cómo eran nuestros pueblos, a vista de pájaro. Desde hace muy poco todo ese material se ha digitalizado, y está disponible para ser consultado por todo aquel desee recuperar la memoria de lo que fue su pueblo.

En estos tiempos, es casi imposible que cualquier cambio en el uso de terrenos no quede registrado. Las tecnologías basadas en las imágenes enviadas a la tierra por los numerosos satélites que la observan, se perfeccionan cada año. Pero no siempre hubo Sigpac. Durante siglos, los mapas no dejaban de ser aproximaciones a la realidad, basadas en la observación a pie de tierra. Hasta entrado el siglo XX no comenzaron los vuelos fotogramétricos, cuyo objetivo era proporcionar imágenes que sirvieran para definir con precisión la cartografía de un país. En España constan vuelos históricos desde finales de los años veinte, pero hasta mediados de los cincuenta no hubo una cobertura fotográfica área de todo el territorio.

Este valioso material se consiguió gracias al conocido como “vuelo americano”, un proyecto cartográfico incluido en un convenio de defensa firmado por España y Estados Unidos. Entre marzo de 1956 y septiembre de 1957, medio centenar de pilotos y expertos del Army Map Service americano registró exhaustivamente toda la península y Baleares. Fueron 4.533 horas de vuelo, a una altura media de 15.000 pies (4.500 metros). Emplearon seis aviones americanos turbohélice, que contaban con una apertura de escotilla de cámara desde cabina. Se cuenta que hubo grandes limitaciones para realizar el trabajo, debido a la pobre infraestructura aérea de la España de la época. Tuvieron su base en el aeródromo de Getafe, aunque también trabajaron con otros ocho localidades como apoyo, León entre ellas. La presencia de los militares llamó mucho la atención en una España todavía muy atrasada que tenía mitificados a los “americanos” y su estilo de vida. Sin embargo, ellos se sintieron bastante satisfechos durante su estancia, incluso nueve de ellos se casaron con españolas.

El fruto de aquellos meses de trabajo fueron 60.000 fotogramas almacenados en 600 bobinas. Este material fue depositado en el Centro Geográfico del Ejército de Tierra, donde permaneció hasta que en 2011 se entregó al Instituto Geográfico Nacional, donde se ha efectuado la reproducción digital de todas las imágenes, como puede consultarse actualmente en su web (http://fototeca.cnig.es/).

Estas imágenes suponen un importantísimo registro de lo que era nuestro territorio y en concreto de cómo han evolucionado el paisaje, los usos del suelo, y la estructura del territorio en un momento previo a los años sesenta, en los que se inició el desarrollo en nuestro país, y también en los que comenzó la migración desde los pueblos a las ciudades. En Estados Unidos la mecanización agrícola ya estaba generalizada, pero aquí, a finales de los cincuenta todavía eran escasas las explotaciones que contaban con tractor. La mano de obra era predominantemente humana, la del agricultor y con frecuencia la de toda su familia, porque todas las manos eran necesarias. La otra “energía” disponible era la de la tracción animal; de hecho, la importancia de una casa se calibraba por el número de yuntas, que marcaban la cantidad de tierra que explotaba. También se seguía trillando e las eras como lo habían hecho los antepasados durante siglos. Y lo mismo ocurría con las infraestructuras, escasas y pobres, cuando no inexistentes, puesto que muchos pueblos carecían de agua corriente y había que ir a lavar al ropa a fuentes o a cursos de agua. Caminos decentes, carreteras, alcantarillado, luz… eran lujos inalcanzables para la mayoría.

Pues todo esto, que los mayores han conocido y los más jóvenes han oído contar por boca de sus abuelos, se ve en estas fotos. En los pueblos de Castilla y León, como los del resto del país, no se había vivido una concentración parcelaria –pocos años después llegarían los agentes de la antigua Extensión Agraria a explicar a los sorprendidos agricultores este vital proceso–, así que las fincas eran en su mayoría diminutas. Los accesos y caminos no es que fueran malos, es que no existían, y se llegaba a las tierras a través de la finca del vecino. Los cambios fueron notables, pues, en el secano, y más aún en las zonas que, sobre todo al partir de los sesenta, se transformaron en regadío, derivado a su vez de la construcción de embalses y presas.

Otro cambio que se aprecia respecto al uso de los suelos es que en buena parte de Castilla y León, sobre todo de la periferia, las zonas más marginales se han ido dejando de cultivar y las fincas de cultivo o pasto que antes dependía de una familia hoy se han abandonado y dado paso al terreno forestal. Igualmente, los cierres de los prados tradicionales, con árboles, arbustos y piedras, hoy por lo general en desuso, en estas imágenes de los cincuenta estaban impecables.

Ya en las cercanías de los pueblos, lo primero que llama la atención es una multitud de puntos claros que rodean las casas: eran las antiguas eras, una por familia, muchas hoy desaparecidas. También se observa que, en general, los cascos urbanos eran más pequeños, ya que las construcciones crecieron en los años sesenta y setenta, sumando equipamientos sociales como escuelas y otras dotaciones; también se robustecieron las infraestructuras, dado que a mediados de los cincuenta no era raro que ni siquiera la carretera estuviera asfaltada.

Haciendo memoria

Hoy (consultando la web (http://fototeca.cnig.es/) es posible para cualquier interesado rastrear estas imágenes y recuperar un pedazo del pasado de su pueblo de origen. Aunque lógicamente son fotografías tomadas a gran distancia, en los perfiles se adivina con bastante claridad cómo era el núcleo de la población, las viviendas que lo constituían, las carreteras y caminos de acceso, las parcelas agrícolas cercanas…

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Foto: Foto aérea de la época, realizada por el equipo americano, del pueblo de Cabezuela (Segovia).

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