Lo primero que tiene que hacer la consejera es arremangarse y ponerse a trabajar en la gravísima crisis de precios que soporta el sector ganadero de leche, para la que hasta el momento no ha habido respuestas ni a nivel nacional, ni regional. Otro tema que no puede prolongarse es el retraso de pagos de las ayudas del PDR.
Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León
A todos los que estamos en el “ajo agrario” nos han sorprendido los cambios tan profundos que ha experimentado el equipo de dirección de la Consejería de Agricultura y Ganadería, más aún si se compara con las escasas variaciones que ha habido en el resto de departamentos del Gobierno autonómico. Apenas hace unos meses que el propio Juan Vicente Herrera clausuraba la última jornada del ciclo AgroHorizonte 2020, y expresaba el total compromiso de la Junta para desarrollar lo propuesto a lo largo de estas jornadas, así como en impulsar los sellos de calidad y su motor, Tierra de Sabor, avanzar en la Ley Agraria y promover un Plan de Desarrollo Rural más vinculado con los verdaderos profesionales de la agricultura y ganadería. Propuestas todas ellas de envergadura, por lo que de alguna forma se pensaba que buena parte o casi todo el equipo de la Consejería permanecería en su sitio para que este trabajo previo diera sus frutos. Un trabajo valorado globalmente por el sector y en concreto por ASAJA, lo que no quita que hayamos sido críticos con cosas que no nos parecían bien, siempre defendiendo a los agricultores y ganaderos de Castilla y León.
Por lo que sea, los intereses del sector han pesado menos que los de los políticos, ha habido un “baile” de cargos y ahora nos encontramos con un equipo muy nuevo –sobre consejera, secretario y viceconsejera, pivotan la mayor parte de las responsabilidades y decisiones que se toman en esta área, y todas esas personas han cambiado– y nuestro temor es que se ponga en peligro todo aquello en lo que tanto se ha trabajado. Esperemos que no sea así, y que Milagros Marcos sepa dar continuidad a lo bueno de su predecesora y, si es posible, mejorar aquello en lo que fallaba. Desde luego, por parte de ASAJA no le va a faltar el apoyo que precise; y también tendrá que encajar y aprender de las críticas, si se desvía de lo que necesita el campo.
Hay que ponerse manos a la obra, aunque sea verano, llevemos demasiadas semanas de bochorno y tengamos la espalda machacada por la cosecha, como le pasa a todos los agricultores llegadas estas fechas.
Lo primero que tiene que hacer la consejera es arremangarse y ponerse a trabajar en la gravísima crisis de precios que soporta el sector ganadero de leche, para la que hasta el momento no ha habido respuestas ni a nivel nacional, ni regional. Se sabía que el cambio de situación a un mercado sin cuotas iba a ser complicada y, pese a ello, los políticos no han hecho nada para preparar el aterrizaje del sector. Los ganaderos están recibiendo precios ridículos y, lo que es más grave, a muchos se les está dejando leche sin recoger, sometiéndoles a una agonía insoportable.
Otro tema que no puede prolongarse es el retraso de pagos de las ayudas del PDR. Han pasado días, semanas, meses y años, el tiempo se acaba y antes del 31 de diciembre de este año todo debería estar liquidado, porque nos arriesgamos a perder el alto porcentaje de financiación que aporta Bruselas. No nos vale con eso de que “pagaremos lo que sea posible”, que venía a decir la ministra en su reciente encuentro con la nueva consejera en León: tiene que pagarse TODO lo pendiente. Estamos ya un poco hartos de los buenos propósitos y los pocos hechos.
Y todo esto lo pensamos concluyendo una campaña de cereal con la que no llegamos a salir del paso y menos poder compensar la ya mala vivida en 2014, y encima con los precios inexplicablemente bajos que nos pagan por nuestras producciones. El campo no duerme, los mercados tampoco, y el sector necesita responsables políticos con ideas claras y propuestas sobre lo que hacer antes de que nos pasen por encima.