Me ocurrió allá por los años noventa, teniendo yo veintipocos años. En una de las muchas manifestaciones que se hacían entonces, yendo en la cabecera el presidente de ASAJA-Palencia me dijo: “oye chaval, agarra aquí”. Sin pensarlo dos veces, eché mano a aquella pancarta, orgulloso.
Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León
El pasado 26 de agosto celebramos el IX Congreso de ASAJA de Castilla y León, uno de las citas más importantes para nuestra organización, si no la más, en la que los afiliados eligen a quienes van a pilotar ASAJA durante los próximos cuatro años. He tenido la suerte de optar como candidato y ser elegido presidente en las cuatro anteriores etapas, y que se renueve una vez más la confianza en mi gestión para este periodo que ahora comenzamos. Lo primero y ante todo, doy las gracias a las personas que me han apoyado, y también a todas las que me han acompañado y han fortalecido con su esfuerzo y trabajo la organización y con ella la defensa del sector agroganadero de Castilla y León: doy las gracias a nuestros socios, los agricultores y ganaderos, a los directivos de las distintas provincias, a los equipos técnicos, y por supuesto a mi secretario, José Antonio Turrado.
En estas páginas podréis leer un resumen de lo que en este congreso se habló. Fueron muchas propuestas, recogidas en un documento leído de forma conjunta por 18 de nuestros socios, muchos de ellos jóvenes, a los que agradezco especialmente su colaboración. Como los mandamientos, estas propuestas que marcarán el trabajo de nuestra OPA en este periodo se resumen en dos: revalorizar lo que producimos para que las explotaciones sean más competitivas, y que el sistema de ayudas se vuelque con los verdaderos profesionales del sector. Con esas dos premisas permitiríamos que los agricultores y ganaderos miraran con confianza al futuro, y aseguraríamos a la vez la incorporación de nuevos profesionales.
Cada vez que hablamos del campo decimos que vivimos un momento difícil, y es verdad que éste lo es. Pero también fueron momentos difíciles los que vivieron nuestros abuelos, y nuestros padres. Cuando en España se hablaba poco de Europa, en el campo ya hablábamos de los ecus, los antiguos euros; de PAC, de reglamentos comunitarios. Y ahora nos toca ver que los ingleses plantean el brexit y se marchan, haciendo un boquete en lo que tanto ha costado construir. Por no mirar al gobierno nacional, que al paso que vamos Rajoy va a estar más tiempo aprendiendo y en funciones que ejerciendo como presidente, o ya más cerca mirar al autonómico, con nuestro Herrera aguantando pero tal vez con ganas de salir corriendo. ¿Dónde quedan las ilusiones de construir un país mejor, que deberían mover a los políticos de buena raza y principios?
Pero también tenemos que hacer autocrítica. Dicen que los políticos no son más que el reflejo de la sociedad a la que pertenecen, y en buena medida lo son. Puede que nosotros, en el campo, en nuestras organizaciones, en ASAJA, no seamos muy distintos. Estos días, después del congreso, he estado recapacitando y pensando. Recordé algo que me ocurrió allá por los años noventa, siendo presidente de ASAJA-Palencia Lorenzo Díaz y teniendo yo veintipocos años. En una de las muchas manifestaciones que se hacían entonces, yendo Lorenzo en la pancarta de cabecera me dijo: “oye chaval, agarra aquí”. Sin pensarlo dos veces, eché mano a aquella pancarta, y la llevé más tieso que un ajo durante toda la protesta. Y me sentía orgulloso de llevarla y de defender por las calles los intereses de los agricultores y ganaderos, y me sentía orgulloso de pertenecer a una asociación que trabajaba por mi sector y por el medio rural.
Por supuesto, cuando acabamos la manifestación, tomando una cerveza, nos sentíamos unidos y satisfechos por lo que habíamos hecho. No estábamos pendientes ni del wasap ni del teléfono móvil: habíamos hecho lo que debíamos hacer y la gente lo había visto con sus propios ojos, y punto. Cuando llegué a casa le conté a mi madre y a mi padre, y alguno más del pueblo lo que había pasado, feliz de haber participado en ello y de haberme sentido uno más.
Pues bien, en estos 25 años de agricultor he seguido cogiendo muchas veces la pancarta, he estado en muchas manifestaciones, y aunque no hayamos conseguido arreglar los grandes temas, creo que en general los profesionales estamos más reconocidos y vivimos mejor. Con todos los peros que se puedan poner, que son muchos, desde luego.
Pero ahora, cuando me toca a mi ir en cabeza con la pancarta y miro alrededor, veo pocos jóvenes a los que decirles “oye chaval, agarra aquí”. Y si no les veo y no se agarran, nunca sentirán el orgullo de coger esa pancarta, ni se lo podrán contar a sus padres ni a sus amigos del pueblo. ¿Qué ha cambiado en estos 25 años?, ¿acaso vivimos muy bien y no necesitamos pelear?, ¿es que la pelea se hace solo en redes sociales, donde no nos ven la cara ni nos replican? ¿o es que nos quejamos solo de boquilla, creyendo que el papá Estado y la mamá Comunidad nos lo tienen que arreglar todo, mientras seguimos viendo el fútbol a ver si Mesi o Ronaldo meten un gol?
La vida no es fácil para nadie. Está llena de problemas, pero también de oportunidades. No podemos esperar que otros nos regalen las soluciones, mientras nosotros estamos tumbados. El espíritu de esta organización, y por eso lleva en las siglas “jóvenes”, es tener la iniciativa, la fuerza y la ilusión de un joven, combinada con la experiencia, sensatez y conocimiento de los que ya tenemos una edad. Ese es el espíritu de esta organización y el que queremos que impere los próximos cuatro años. Cuento con vosotros.