No entendemos tanta lentitud y burocracia, y menos cuando tenemos muy claro que si los focos no se erradican, la plaga se extenderá y será incontrolable, causando graves perjuicios.
Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León
Hace pocos días la Junta de Castilla y León declaró que hay plaga de topillos en 7 comarcas de esta comunidad. Más de uno se preguntaba si no había sido hasta diciembre cuando se percataron de lo que desde hace muchos meses había en las fincas. Pero según las propias palabras de la consejera, ha sido una labor muy farragosa convencer al ministerio, al resto de comunidades autónomas y también a las comunitarias de la existencia de esta plaga, contabilizada exhaustivamente, para que se permita actuar y controlar el avance de los topillos. En esta tierra tenemos muy reciente la desagradable experiencia de la plaga de 2007, con las nefastas consecuencias, tanto económicas como sanitarias, para nuestro sector y para el medio rural, puesto que las mismas personas se vieron afectadas, por la presencia masiva de roedores y por la multiplicación de los casos de tularemia. Eso sin contar con la imagen deplorable que se ofreció de nuestra comunidad, con los topillos arrasando tierras y hasta los propios jardines y zonas de juegos de los núcleos rurales.
Una vez declarada oficialmente la plaga, falta por concretar las tareas agrícolas, las quemas controladas de las áreas donde se concentran los topillos y, si son necesarios, los tratamientos químicos a aplicar. Los que llevamos pisando el terreno y vamos viendo cómo poco a poco los roedores se comen nuestras alfalfas, llenan las tierras de agujeros y desbordan cunetas, caminos y fincas. No entendemos tanta lentitud y burocracia, y menos cuando tenemos muy claro que si los focos no se erradican, la plaga se extenderá y será incontrolable, causando graves perjuicios.
No hay tiempo que perder, y lo estamos perdiendo, porque en este otoño de temperaturas suaves y pocas lluvias se debería haber actuado. La administración sigue andando con paños calientes, hablando de voltear los terrenos, cuando apenas se ha podido hacer por lo secos que estaban. Urge ya la limpieza con quemas controladas de cunetas, malecones, linderas y demás reservorios, porque si se mete de lleno el invierno, la lluvia y la nieve, será imposible. Y lo mismo ocurre con la aplicación de productos, ha de ser ahora, cuando las tareas agrícolas están detenidas, concluida la sementera, y con los medios mecánicos de limpieza, porque motoniveladoras y palas excavadoras solo pueden trabajar con unas condiciones determinadas.
En definitiva, tenemos un problema y si queremos atajarle ya deberíamos estar en ello, no divagando en los despachos si no queremos que en vez de en siete comarcas haya plaga en toda Castilla y León. Porque los topillos no entienden de esperas ni de burocracia, el clima templado les beneficia y ellos siguen multiplicándose y engordando a costa de los agricultores.
* Publicado en el suplemento Mundo Agrario de El Mundo de Castilla y León, el 19 de diciembre 2016