Más de un centenar de premios Nobel pertenecientes a la comunidad científica internacional, (entre biólogos, físicos, químicos y por supuesto médicos) se han manifestado públicamente a favor de los cultivos transgénicos y piden a Greenpeace que cese en su bloqueo a estos cultivos.
Más de un centenar de premios Nobel pertenecientes a la comunidad científica internacional, (entre biólogos, físicos, químicos y por supuesto médicos) se han manifestado públicamente a favor de los cultivos transgénicos y piden a Greenpeace que cese en su bloqueo a estos cultivos. Desde ASAJA acogemos con satisfacción esta toma de postura de la comunidad científica internacional y nos sumamos a la petición para que las organizaciones ecologistas reconozcan la innocuidad de estos cultivos y los dirigentes europeos abandonen su juego de doble moral de importar transgénicos pero no permitir producirlos.
En ASAJA siempre hemos defendido que fueran los criterios estrictamente científicos, y no los políticos o de otro tipo, los que primarán en las decisiones de nuestros dirigentes sobre la producción y comercialización de productos transgénicos. Y ahora, las conclusiones de más 20 años de investigaciones confirman que “los cultivos transgénicos son seguros”, según confirma la experiencia y el centenar de científicos que suscriben la carta abierta.
Las semillas transgénicas o procedentes de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) se obtienen incorporando genes de mejora de la semilla de la que derivan y este proceso básicamente es el mismo que el de la mejora clásica, pero más rápido y preciso. Además estas variedades han venido a solucionar problemas de plagas y enfermedades de cultivos y su empleo ha supuesto una disminución en el uso de insecticidas o en otros casos de agua, por lo que su producción conlleva una reducción de costes y un beneficio ambiental.
Sin embargo, en el territorio de la UE los recelos a este tipo de cultivos han sido constantes e incluso se da una situación paradójica y a la vez muy injusta para los productores. La legislación comunitaria es tremendamente restrictiva en cuanto a la autorización de producción de variedades transgénicas (que deben ser, primero, autorizadas por Bruselas, y después, permitido su cultivo en cada país miembro), pero estas limitaciones chocan abiertamente con la permisividad de esas mismas autoridades comunitarias a la hora de consentir que lleguen al mercado comunitario producciones transgénicas de cualquier parte de mundo (Estados Unidos, Argentina, Brasil, Canadá, India o China).
En suma, la legislación de la UE en esta materia penaliza a los agricultores europeos, que tienen que competir en los mercados internacionales teniendo en sus manos menos herramientas para producir más y a menor coste, pero tampoco protege a nuestros consumidores, ya que permite la entrada de productos de Terceros Países, que no siempre se producen con las mismas garantías que los comunitarios.
Desde ASAJA apostamos por la biotecnología como alternativa y, sin tratar de imponer nada a nadie, defendemos la capacidad de elección de los agricultores europeos para desarrollar el tipo de agricultura que deseen (ecológica, tradicional o transgénica) porque finalmente será el mercado en función de la demanda, el que orientará las producciones.