ASAJA advierte que imponer nuevas subidas del SMI en la situación actual que atraviesa el sector agrario tendría efectos devastadores para la productividad y la competitividad de las explotaciones. Desde ASAJA no se rechazan las subidas y/o mejoras salariales que se puedan adoptar para los trabajadores, pero deben ir acompañadas de compensaciones o bonificaciones para el agricultor y ganadero, para que así pueda aminorar el impacto negativo en su cuenta de resultados.
Desde 2016, cuando el Salario Mínimo Interprofesional quedó fijado en 655 euros hasta hoy que asciende a 1134 y que con el último incremento propuesto de 50 euros puede alcanzar los 1184 euros, el sector ha soportado una subida global del SMI del 80%, sin que se hayan previsto compensaciones o bonificaciones que alivien las cargas sociales que asumen los empresarios agrarios, como hemos reclamado en reiteradas ocasiones desde ASAJA.
El incremento de 50 euros en el SMI que propone la ministra Yolanda Diaz tiene un impacto muy superior en el coste salarial mensual de las empresas, en torno a los 80 euros más por trabajador. Con las cotizaciones sociales a cargo de la empresa y el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (que subirá cada año hasta 2029) el coste mensual se sitúa en los 1.903 euros, de los que 720 euros corresponden a impuestos y cotizaciones.
Además, en este punto, también es importante precisar que la subida del SMI va a tener efectos destructores sobre los procesos de negociación colectiva abiertos y sobre los convenios en vigor. En suma, se podría decir que dinamita la negociación colectiva.
Pero con ser grave, no es solo el SMI lo que ha condicionado tan negativamente el aspecto laboral en las empresas agrarias. El ministerio de Trabajo ha demostrado no tener sensibilidad ninguna, ni querer prestar el más mínimo apoyo al sector primario, como ha quedado patente con el resultado de la reforma laboral que perjudica, a todas luces, al campo; con los incrementos de costes laborales y salariales año tras año; y con el resultado, del que estamos pendientes, de la negociación de la reducción de la jornada laboral, que, de llevarse a cabo, tendría efectos inmediatos y contraproducentes para el sector.
En conclusión, para el sector agrario resulta de todo punto inasumible cualquier tipo de nueva subida, en el momento actual. Dicho esto, vaya por delante que desde ASAJA no rechazamos las subidas y/o mejoras salariales que se puedan adoptar para los trabajadores, pero en la situación que atraviesa el sector agrario tendrían efectos devastadores para la productividad y la competitividad de las explotaciones, salvo que éstas mejoras vayan acompañadas de compensaciones o bonificaciones para el empresario y así pueda aminorar el impacto negativo en su cuenta de resultados.