Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA de Castilla y León
En el Campo estamos de elecciones. En poco menos de un mes, el 12 de febrero, los agricultores y ganaderos tenemos el derecho y también, por responsabilidad, el deber de elegir a la organización agraria que representa y defiende mejor nuestros intereses. No voy a dedicar el articulo a contar las bondades de la organización que lidero, ASAJA, que como es lógico y coherente considero que es la mejor, y además de corazón lo digo. Voy a centrarme en el hecho, relevante en sí mismo, de que en el campo de Castilla y León tengamos elecciones. Porque no en todas las comunidades autónomas las tienen; más bien, en casi ninguna. Aquí fue la insistencia de ASAJA Castilla y León, entonces presidida por Manuel Sanz Gil, la que impulsó, en 1997, la celebración de los primeros comicios que, hasta 2018 y fruto de la Ley Agraria, se llamaban a Elecciones a Cámaras Agrarias.
Que cada agricultor y ganadero pueda determinar con su voto el peso de cada organización profesional nos legitima y refuerza de cara a ejercer presión con las administraciones, empresas o cualquier otro ente: lo que pedimos está refrendado en el sentir de nuestros socios y simpatizantes. Contra lo que puede ocurrir en otros colectivos, aquí nadie va de farol, y ahí quedan los votos para confirmarlo.
Someterse a unas elecciones, con una campaña que implica mucho trabajo y también un gasto importante de los recursos muy limitados de las organizaciones agrarias, es un esfuerzo muy grande. Contra los partidos políticos, nosotros seguimos trabajando como siempre, atendiendo a los agricultores y ganaderos, reivindicando cuando toca y reclamando en las administraciones. Y contra los partidos, nosotros no vamos a gobernar ni repartir carguillos después de las elecciones; al contrario, seguiremos en el mismo sitio, más comprometidos si cabe por el renovado respaldo de los votos, para seguir trabajando a destajo por el sector.
Sin embargo, creo que las elecciones agrarias son buenas, tanto para el sector como para las propias organizaciones agrarias. Aquí nadie se puede dormir en los laureles, porque sabe que todo eso le va a pasar factura a la vuelta de pocos años. Como dice mi secretario, José Antonio Turrado, este examen nos obliga a no ser perezosos en ningún momento y a tener bien engrasada nuestra maquinaria: 150 técnicos con los mejores servicios, una red de 45 oficinas que cubre el territorio y un equipo de representantes sindicales comprometido con el modelo agrario y ganadero que defiende ASAJA, y que es el que representa mayoritariamente al campo de Castilla y León: una agricultura y ganadería muy profesional, que reclama ser productiva y rentable, y además que nos dejen trabajar con libertad, porque a este paso nos van a mandar un burócrata para controlar hasta la hora que nos comemos el bocadillo. Por todo eso, quiero pedir a los agricultores y ganaderos que voten, o en la urna el día 12 de febrero, o de forma anticipada. Y si puede ser, que el voto sea para ASAJA.