Si bien el ministerio autorizó en diciembre de 2020 el uso excepcional de neonicotinoides en las siembras de remolacha primaveral de 2021 en los mismos términos que la pasada campaña, el 15 de febrero introdujo condicionantes complementarios a los ya conocidos de dejar una banda perimetral de 1 m de anchura de tierra en barbecho y que la siembra de la parcela al año siguiente será de un cultivo de los considerados no atractivos para los polinizadores.
Los nuevos condicionantes, de carácter más bien preventivo, exigen la eliminación durante el invierno de silos o montones de remolacha que queden en la parcela tras la recolección y el control otoñal e invernal por parte de la administración de posibles reservorios de pulgones y virosis en las zonas adyacentes a la parcela tras la cosecha. La nueva exigencia de no haber cultivado la parcela el año anterior de colza ni brassicas estará derogada este año en Castilla y León, pues su puesta en marcha a mediados de febrero, recién empezadas las siembras, ya era imposible de llevar a cabo teniendo en cuenta la necesaria programación de estos meses antes para ajustarlas con otras obligaciones, como la rotación o la compra y disponibilidad de la propia semilla de remolacha.