Toñi es una de las pocas mujeres que se atreven a embarcarse en el difícil mundo de la ganadería y más en el caso de Soria, en el que existe poca implantación de esta actividad en lo que a féminas se refiere.
C.R./ Nacho Prieto
Toñi es una de las pocas mujeres que se atreven a embarcarse en el difícil mundo de la ganadería y más en el caso de Soria, en el que existe poca implantación de esta actividad en lo que a féminas se refiere. Por el momento, dice, “la ganadería solamente da disgustos y no compensa todo el ingente trabajo que hay que echarse sobre la espalda”. Forma parte de la junta directiva de ASAJA-Soria desde el pasado mes de mayo (es la primera mujer que ocupa un cargo de responsabilidad) y afirma estar ilusionada por trabajar dentro de la organización para aportar su granito de arena a favor del campo y de la ganadería de la provincia.
Casada, con dos hijas y residente en la localidad pinariega de Vinuesa, dice estar dispuesta a todo para seguir trabajando en el campo porque confiesa que es su vida, que es con diferencia lo que más le gusta. Toñi recomienda fervientemente a muchas mujeres jóvenes que se decidan por trabajar en el medio rural, pero matiza: “no hay que contar nunca con ayudas porque pueden no llegar. Lo mejor es empezar con las posibilidades económicas de cada uno y estar predispuesto a soportar muchas adversidades; como en mi caso, que es para escribir un libro”.
Aunque esos reveses le están obligando a realizar un sinnúmero de papeleos, de trámites y de interminables viajes a Valladolid, quiere dejar muy claro que no desea ningún tipo de favoritismo por ser mujer, pero pide encarecidamente que las Administraciones estudien los casos con detenimiento para que las ayudas lleguen, sean efectivas y aseguren el futuro a los que pretenden buscarse un porvenir trabajando con el ganado en los pueblos de Castilla y León.
Para esta “ganadera de raza”, lo más urgente es erradicar la burocracia para que los ganaderos no acaben abocados a vender sus animales, desmantelar sus infraestructuras y apuntarse al paro.