Desde hace cuatro años –ahora tiene 28- Sergio Tapia trabaja en la finca familiar de Villaturde, una localidad cercana a Carrión de los Condes, en Tierra de Campos. Dedicada a la explotación de ganado churro para carne, en la finca también se cultiva el forraje con el que se alimenta después a las ovejas.
C.R./ Sonia Arnuncio
Desde hace cuatro años –ahora tiene 28- Sergio Tapia trabaja en la finca familiar de Villaturde, una localidad cercana a Carrión de los Condes, en Tierra de Campos. Dedicada a la explotación de ganado churro para carne, en la finca también se cultiva el forraje con el que se alimenta después a las ovejas. Sergio reconoce que de no ser así, no podría sostenerse dado el elevado precio de los costes de producción.
Después de estudiar el Grado Superior de Gestión y Administración de Empresas Agropecuarias en la Escuela de Capacitación Agraria de Viñalta, Sergio dice haber llegado al sector por cerrar ese “relevo generacional tan necesario en el campo y porque lo he mamado desde pequeño, así que lo veo como algo natural”.
Tiene proyectos para intentar modernizar la explotación, mejorar la calidad, ser más competitivo y llegar a comercializar bajo una marca diferenciada. En este sentido, lamenta que “desde la administración no se protejan razas autóctonas como la churra tal y como se merece”.
Defensor de una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, intenta llevar a la práctica una agricultura sostenible y critica la “exagerada utilización de herbicidas que todos hacemos por sistema”.
Él mismo se encarga de que las ovejas pastoreen por la finca y rastrojeras anexas, y está orgulloso de llevar a cabo el esquileo del ganado, una habilidad en la que muestra una gran destreza. Prueba de ello es el premio al esquileo que ganó en la última fiesta de San Isidro en la Escuela de Viñalta.
Este joven ganadero reivindica una mejor defensa de la ganadería por parte de la administración, “para que cambie una situación en que estamos perdiendo rentabilidad, y así no se incentiva al sector. Si los políticos no se acuerdan de la ganadería, ¿de qué se van a alimentar los ciudadanos?”, se pregunta.
Respecto a la falta de jóvenes en el campo, Sergio cree necesario ofrecerles incentivos, tanto económicos, como en servicios y oportunidades de ocio en el medio rural. “A mí me gusta el campo, quizás porque he vivido siempre aquí”, dice este joven, a quien no le importaría asentarse y formar una familia en su pueblo. De momento, ha completado su ciclo de formación, una faceta que Sergio considera necesaria para emprender cualquier actividad agraria o ganadera en estos tiempos.