ASAJA ha denunciado que los agricultores de Castilla y León dejarán de cobrar cerca de 20 millones de euros por la negativa de las industrias a alcanzar un acuerdo que otorgue un precio mínimamente aceptable para las más de 500.000 toneladas de remol
ASAJA ha denunciado que los agricultores de Castilla y León dejarán de cobrar cerca de 20 millones de euros por la negativa de las industrias a alcanzar un acuerdo que otorgue un precio mínimamente aceptable para las más de 500.000 toneladas de remolacha excedentaria acumulada esta campaña en la Comunidad Autónoma.
Dado que la tendencia de los bajos precios internacionales del azúcar no parece que vaya a mejorar, si esta remolacha fuera considerada de reporte (producida una campaña a cuenta de la contratación de la siguiente), los cultivadores recibirían por ella cerca de 25 millones de euros, y el año próximo no tendrían que producirla pudiendo destinar esa superficie a otros cultivos. Si finalmente no se propicia una solución –y así será, como advierte ASAJA, ante la falta de interés mostrado por las dos industrias azucareras de la región– su valor no llegará a los 5 millones de euros, lo que generará un verdadero problema al agricultor. De hecho, en muchos casos ni siquiera llevará la remolacha a la azucarera, porque su transporte le puede costar más que lo que le vayan a pagar.
Por estos motivos, para la organización agraria la solución idónea sería solicitar a la Unión Europea que aumentara esta campaña el reporte máximo autorizado, para que el agricultor tenga la opción de cobrar a pleno precio su remolacha y no producirla el próximo año. La normativa comunitaria ampara esta posibilidad, que supondría aumentar hasta el 30 por ciento (22 por ciento a cuenta del cultivador y 8 por ciento de la industria) el porcentaje de reporte, que habitualmente es del 20 por ciento (12 por ciento agricultor y 8 la industria).
ASAJA ha lamentado el desinterés total que las industrias manifiestan por los agricultores. “Parece ser –recalca– que cuando la remolacha escasea todo es posible, como se vio la campaña pasada, pero cuando hay abundancia el problema es únicamente para el cultivador”. La pasada campaña, las azucareras vieron cómo el agricultor desviaba su remolacha excedentaria a destinos mejor remunerados (como Portugal), lo que les hizo reaccionar y salir en busca de la remolacha a cualquier precio. Posteriormente, durante la contratación, hubo por parte de algunas industrias azucareras una campaña intensiva para fomentar las siembras de remolacha, en parte justificada por el aumento de la contratación al no haberse producido apenas más remolacha que la de cuota; pero también se animó a sembrar lo que se contrata como remolacha de reporte, que el remolachero no está obligado a producir.
Los primeros aforos de agosto hacían presagiar una campaña excepcional: se cubriría la cuota, el reporte máximo individual de cada agricultor, y ya se hablaba de 300.000 toneladas de excedentaria en Castilla y León. Como los precios internacionales del azúcar indicaban que esta remolacha apenas llegaría a los 9 euros por tonelada, Azucarero Ebro propuso a las organizaciones agrarias reducir en un euro el precio de la remolacha de cuota para mejorar el de la remolacha fuera de cuota. Esta medida no convenció a los cultivadores, por lo que ASAJA se opuso a que fuera aplicada.
Fue, pues, la Industria la primera en hablar del problema que habría este año con la remolacha excedentaria y en querer mejorar su precio, por eso desde ASAJA nos preguntamos por qué ahora se niega solicitar a la UE un aumento excepcional de la cantidad máxima a reportar hasta el 30 por ciento.
ASAJA considera que las negociaciones para solucionar el problema de la excedentaria aún no están cerradas, y va a seguir luchando para que se solicite un aumento del reporte máximo autorizado por la UE. No obstante, la OPA quiere denunciar la falta de interés mostrado no sólo por AE –que hay que entender que como empresa privada mira por su cuenta de resultados y no por la del agricultor–, sino también por ACOR, que siendo una cooperativa de remolacheros debería preocuparse más por solucionar el grave problema que se le presente este año a sus socios.
Dado que la tendencia de los bajos precios internacionales del azúcar no parece que vaya a mejorar, si esta remolacha fuera considerada de reporte (producida una campaña a cuenta de la contratación de la siguiente), los cultivadores recibirían por ella cerca de 25 millones de euros, y el año próximo no tendrían que producirla pudiendo destinar esa superficie a otros cultivos. Si finalmente no se propicia una solución –y así será, como advierte ASAJA, ante la falta de interés mostrado por las dos industrias azucareras de la región– su valor no llegará a los 5 millones de euros, lo que generará un verdadero problema al agricultor. De hecho, en muchos casos ni siquiera llevará la remolacha a la azucarera, porque su transporte le puede costar más que lo que le vayan a pagar.
Por estos motivos, para la organización agraria la solución idónea sería solicitar a la Unión Europea que aumentara esta campaña el reporte máximo autorizado, para que el agricultor tenga la opción de cobrar a pleno precio su remolacha y no producirla el próximo año. La normativa comunitaria ampara esta posibilidad, que supondría aumentar hasta el 30 por ciento (22 por ciento a cuenta del cultivador y 8 por ciento de la industria) el porcentaje de reporte, que habitualmente es del 20 por ciento (12 por ciento agricultor y 8 la industria).
ASAJA ha lamentado el desinterés total que las industrias manifiestan por los agricultores. “Parece ser –recalca– que cuando la remolacha escasea todo es posible, como se vio la campaña pasada, pero cuando hay abundancia el problema es únicamente para el cultivador”. La pasada campaña, las azucareras vieron cómo el agricultor desviaba su remolacha excedentaria a destinos mejor remunerados (como Portugal), lo que les hizo reaccionar y salir en busca de la remolacha a cualquier precio. Posteriormente, durante la contratación, hubo por parte de algunas industrias azucareras una campaña intensiva para fomentar las siembras de remolacha, en parte justificada por el aumento de la contratación al no haberse producido apenas más remolacha que la de cuota; pero también se animó a sembrar lo que se contrata como remolacha de reporte, que el remolachero no está obligado a producir.
Los primeros aforos de agosto hacían presagiar una campaña excepcional: se cubriría la cuota, el reporte máximo individual de cada agricultor, y ya se hablaba de 300.000 toneladas de excedentaria en Castilla y León. Como los precios internacionales del azúcar indicaban que esta remolacha apenas llegaría a los 9 euros por tonelada, Azucarero Ebro propuso a las organizaciones agrarias reducir en un euro el precio de la remolacha de cuota para mejorar el de la remolacha fuera de cuota. Esta medida no convenció a los cultivadores, por lo que ASAJA se opuso a que fuera aplicada.
Fue, pues, la Industria la primera en hablar del problema que habría este año con la remolacha excedentaria y en querer mejorar su precio, por eso desde ASAJA nos preguntamos por qué ahora se niega solicitar a la UE un aumento excepcional de la cantidad máxima a reportar hasta el 30 por ciento.
ASAJA considera que las negociaciones para solucionar el problema de la excedentaria aún no están cerradas, y va a seguir luchando para que se solicite un aumento del reporte máximo autorizado por la UE. No obstante, la OPA quiere denunciar la falta de interés mostrado no sólo por AE –que hay que entender que como empresa privada mira por su cuenta de resultados y no por la del agricultor–, sino también por ACOR, que siendo una cooperativa de remolacheros debería preocuparse más por solucionar el grave problema que se le presente este año a sus socios.